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Santiago, Chile
Alguien que le apasiona escribir y describir sobre gente, lugares, reflexiones de vida y columnas de crítica social.

17 de octubre de 2006

Aromas de Alelí...

Despertó por fin de aquel sueño nostálgico. Apenas cesó de mantener sus ojos cerrados, vislumbró una luz tenue en su frente; casi impulsivamente levantó su mano y la posó en su rostro, para así tapar aquellos haces de luz que casi enceguecían su mirar...

Al salir por fin del estado constante de somnolencia y entrar en el típico de vigilia, logró notar que ya no sólo estaba recostado como de costumbre en su habitación, ahora cerca de él existían colores abigarrados, llenos de hermosos valores y matices...

¿Por qué jamás los había notado? ¿Estaba aún en su sueño?... ¡Quién lo sabe! Se levantó rápidamente de aquella inconstante contradicción, tomó sus anteojos, los puso en su lugar habitual y miró ya con la razón como su única lógica, aquel mundo que ya sentía de forma ambigua... notó de forma casi casual que ya no estaba en su "aleph" típico... sino por el contrario, se encontraba en un nuevo recinto, uno privado, uno del cual jamás fue consultado. No le molestó aquel almizcle, pues era constituido de tal forma como fue programado en su ensueño. De pronto, casi de forma nefasta, sintió una voz que repercutía en su tímpano de forma periódica...
Era una voz sin frecuencia cuantificable, tal vez sin un tono o timbre antes conocido, es decir, una onda sonora que no tenía medio para propagarse, pero aún así lo hacía. Entre las confusas interpretaciones de aquella melódica sensación en sus oídos, tradujo de forma casi programada un:
-¡Hola Dante! ¿Cómo estás?-...
El giro de su cabeza fue instantáneo, la miró fijamente por largos segundos, trató de responderle más de dos frases... pero algo más allá de una razón lógica se volvió apoderar de su sentir y de su mente...¿Qué era? -se preguntaba de forma inconclusa- ¡Su aroma! -salió de improviso como respuesta tácita-...

Respondió de manera casi invasiva un:
-Creo que Bien... Gracias y ¿tú... A..?-
-Alelí... si es que te lo preguntabas- dijo aquella mujer
-No sabía que estabas acá...Alelí- de manera confusa respondió aquel ser
-Siempre he estado, Dante...- apenada Alelí, le confesó.
Sintió una bocanada nuevamente de ese aire fresco en su frente...pero más sintió ese aroma incesante en su interior, aquel armónico y placentero de una flor recién sacada de un armonioso jardín.
¿Cómo ella había estado allí siempre? ¿Cómo pudo aquella mujer aparecer y cambiar mi manera de ver las cosas?
De manera casi azarosa ella tomó sus dos manos y las posó nuevamente en sus ojos... cubriendo ya no esos rayos incesantes en su sien, sino la dependiente forma de mirar su ser...

-No hay respuestas lógicas, mi amado Dante- susurró ella.
-Simplemente ahora tenemos tiempo, ya que volví por fin a ser aquella mujer de la cual tomaste de la mano alguna vez y le dijiste te amo- esperanzada murmuró.
Sacó él de sus ojos, casi de manera solloza las manos sudorosas y temblorosas de Alelí.
En el mismo instante cuando la abrazó y la tuvo en entre sus brazos...
De manera casi estrepitosa, selló la tapa de aquel perfume que hizo más de alguna vez despertar su sueño confuso en su sentir para con ella. Y por fin de una vez por todas, levantó la cortina de color sombrío y juntos vieron aquel despertar, el más bello que hayan vivido, aquel ahora unido por sus almas.
-Te quiero, Dante- dijo ella.

Y con un beso profundo y lleno de aromas de Alelí, en una pieza armónica de colores y sonidos melódicos, cesó el reloj ante cuán magno cuadro.