Acerca de Mí!

Mi foto
Santiago, Chile
Alguien que le apasiona escribir y describir sobre gente, lugares, reflexiones de vida y columnas de crítica social.

8 de septiembre de 2006

Cósmicos presagios e inocuos significantes


Cuando caminé por fin por el sendero del que todos me hablaban, comprendí de forma tácita que era cierta la semejanza de la típica gota de lluvia resonando una y otra vez sobre la techumbre de mi casa. No sabía cómo inmiscuirme en aquel tal copioso y batahólico mundo de piedrecillas mágicas, sonidos intrincados en su significado, pastizales y suelos escurridizos entre mentes atiborradas de su recuerdo, voces semi-inconclusas en sus altas y bajas frecuencias; tan poco supe después cómo salir de él –realmente fue un camino sin salida, tal como cuando niño introduje mis dedos índices en aquella entretenida y llamativa serpiente de origen oriental, la cual nunca quiso soltarlos, hasta que de tanto sollozar, entendí que era sólo cosa de fijar un punto de fuerza en su longitud media, y desaparecía tan metafísico y angustiante embrollo- ya que ni yo, ni mis amigos, guardábamos el secreto cósmico del devenir y la liviandad del mundo, ese que temen todos, el de los oníricos y surrealistas presagios en los espejos coloides.

Nadie creía en aquel magnánimo descubrir, y pues era obvio, la física cuántica y la magia de los teoremas ya no axiomáticos de la matemática hacían que las mentes brillantes de los genios plantasen su mirada a lo intangible, y no como fue en sus serendipios experimentos clásicos y medievales –los no-fácticos-. Allí en sus narices rojas y estornudosas estaba hace más de infinitos siglos el significado la esencia del destino.
¿Pero cómo yo iba a poder demostrar tal magno y extraño descubrimiento?
¿Cómo podría yo cuantificar un designio equiprobable y casi inexistente en una mentalidad racional? – fue justo en ese momento- cuando del espejo salió una frase, un poco atiborrada, pero legible a mi código lingüístico, aunque su reflexión no difusa sólo era posible a la distancia milimétrica de la iris y el acuoso espejo. El hecho es que lo vi, logré entrever aquellas frases que unidas me daban la respuesta de lo que yo ansiaba como una única y veraz respuesta. Lamentablemente no supe cómo manejar aquel suculento y tentador manjar de conocimiento... ¡Juro que no supe!.

¿Cómo hacer para cambiar el inicuo sentir por esa frase clavada en mi mente, que fue buscada de manera inocua por mi fisgón y deshollinador sentir?

Ahora que lo sé, sólo me queda empezar a llenar de brillos estelares los calamitosos y a veces estruendosos pasos de la mundana gente, la que llena de pedregosos caminos –con metamórficos problemas- el retorno al ciclo sin fin. Para bien será estar con ellos, y feliz lo estoy. Supe desde un inicio que el sendero era ilógico y mentiroso, sabía que la entrada era la salida, sólo que estaba vista o reflejada por aquel cartel como un palíndromo embaucador. Tal como el que llevaba la marca de aquel pitoniso espejo –“Se es o no se es”-Aunque no sabré nunca cómo exponer mi gran y bella adquisición, sólo si podré decir:
“Árbol a ti me doy, yo de ti me doy, yo de mi tal obra”.

Qué al concluir me di cuenta, al revés se lee de la misma forma – tal como todo lo en cursiva- los cósmicos acertijos del mundo, sólo están en “La ruta natural” del propio Ser.
“Yo soy, aire sólo sería...”.
Pese a no tener un don, un poder, al menos sí sé las maravillas de todos en este mundo, y agradezco que el cielo aún sea celeste, y brille, sí, es hermoso... eso sí, realmente lo agradezco... ¡Qué todo sea etéreo! y que la magia del mudo esté en el cómo se vea el estrafalario y criticado devenir, ahora siembra tú.