Acerca de Mí!

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Santiago, Chile
Alguien que le apasiona escribir y describir sobre gente, lugares, reflexiones de vida y columnas de crítica social.

30 de julio de 2006

...Cita...

Llegué, me senté, traté de buscar entre la gente a mi cita, conocí más de alguien en aquella ida incierta; mujeres, hombres, niños, tan sólo gente que se cruzaba delante de mí pero que nunca vi realmente más allá de un cruce ingenuo e inocuo de miradas misceláneas... cuando llegó mi cita, ya nada era igual, la gente que antes no era más que un cúmulo de sonidos impertérritos y desordenados que sólo se concatenaban en una fila de sigilosos movimientos azarosos de pies y palmas desaparecieron, sólo estaba fijo en aquel humano, toda la batahola de sensaciones, miradas, palmadas, pisoteadas y sonidos se desapareció en tan sólo un segundo, un período, un flash, un chasquido... pero lo único que aún mantenía su cotidiano andar, su pulcro y maldito andar fue el reloj... el de mi bolsillo, el que andaba, andaba y tan sólo andaba. De hecho todo me hacía prever que el segundero aún seguía haciendo el...”tic-tac-tic-tac”... ese que a veces me deja perplejo y algo neurótico.

Pues sólo oía aquello... todo en mi mente ahora en un bi-sonido sepulcral y pérfido. Ahora me doy cuenta que aquel maldito reloj aún me mantiene lacónico y en ese interludio mantenía a la gente hilada a un régimen temporal, codicioso y apurado... pero me asaltó una duda ¿mi cita estaba regida en aquel régimen socio-temporal?... al parecer no, pues cuando la divisé a lo lejos, no venía alterada o apurada, sino tan sólo caminaba algo distraída hacia el lugar fijado. En ese instante, en que divisé su cuerpo todo se deshizo y ya nada de lo que antes era, ahora era, sino sólo me convertí en un ser pasmado, impactado, en donde mi cuerpo, mis pies, mis ojos, mi todo estaba en blanco... en ese típico y desolante mundo albo, en que ni una razón irrelevante es válida, todo es intangible y desesperantemente caótico, complejo y dudoso...un positivismo científico alucinante y a la vez trastornante.

Aquella paranoia me hizo recordar el instante en donde uno espera con tantas ganas la respuesta desde el otro teléfono, el maldito sonido del teléfono en espera a un simple: ¡Hola!... ese desagradable “piii...piiii..piiii” en donde el que está llamando sólo quiere esperar la respuesta y a la vez cortar por el miedo al no encontrar a nadie. Aquella agónica situación me hizo casi repentinamente correr de aquel sitio y esperar desde afuera la llegada de mi cita al lugar, es decir, mirar como ella me esperaba, extraño me dije, pero a la vez voyerista. Llegó, se sentó y me esperó, no había enojo en su rostro ni menos agonía por mi ausencia.

Tal vez el loco era yo, el enamorado era yo, el complejo y a veces absurdo para decirle te amo, era yo, no ella. Nunca tuve las respuestas Ahhh!!!

¿Qué haré?

10 de julio de 2006

Acciones Impunes


La miré con desazón e inseguridad después de mi respuesta casi obligada por su voz impulsiva y melosa al mismo tiempo, la verdad es que jamás había sentido o percibido aquella altura en ese sonido bucal, sin embargo mi respuesta a pesar de ser totalmente cotizada por alguna razón en ella, no fue la más aceptada por sus iris algo conmovidas y decepcionadas, tal vez contuvo toda la ira, de una forma casi actoral frente a mí, es que se notaba una rabia mezclada con difusas lágrimas invisibles. Quizás me odiará de por vida, tal vez no -¿Cómo podré saberlo con ciento porciento de seguridad?- creo que eso será totalmente imposible.

Sentí después de abandonar la sala, que yo realmente amaba a aquella mujer, pero cómo podía estar con ella si sabía que todo lo que era como ser, se contraponía con su sutil y banal forma de ver la vida - ¿Será que me importó mucho más perder todo lo que soy como figura para el resto, por sobre mi amor personal, mi sí-mismo loco de amor por ella?, al parecer sí- tal vez ya sea muy tarde cuando logre volver a vislumbrar su silueta cerca de algún pastizal verdoso, creo que pasará mucho tiempo.

¡Alto!... detente escritor estoico, que pareces un animal impertérrito por como plasmas todo lo que sientes a través de la cotizada y odiada lingüística. Y subrayo “odiada lingüística”, ya que siempre has escrito de una forma tan dogmáticamente enmarañada, es decir, por si no entiendes la pequeña crítica, que escribes de una forma tan alegórica, con tan liados refranes, metáforas y prosas dolorosas por doquier. Por todo eso escritor, ¡escúchame tú, sí tú, el que escribe! Ya por fin sé que no eres el mismo que ha sentido todo lo que hoy me hace caer, caer, caer y volver a caer en el mismo abismo o pozo negro. Hoy siento mucha pena, me estoy quemando de la lacónica frase que penetra en mi frente, ya estoy harto de escuchar todo lo que sé que oiré, sé que amor es esto, o al menos así le llama la batahola de gente que se para a gritar o llorar enfrente de las típicas situaciones “mimosas”; también sé, que sé muchas cosas, pero que en realidad no sé el porqué de querer seguir sabiendo, si al final nada sé de lo que realmente el saber es. –pero ya que se pegó esta anáfora incesante en cada punto seguido la seguiré ocupando por rutina- Sé también que somos dos en un mismo cuerpo mi querido escritor excéntrico –que por lo demás asumo que no es de mi agrado total, tal como lo debe ser para ti- espero por lo menos que entiendas que el vivir es parte del actuar, y yo sí he actuado, pues he amado y creo que eso ya me deja en una trinchera bastante opuesta a la tuya ¿no?; pues que han dicho, y ahora mismo lo he comprobado con mis ojos que aún crees que metamorfosear el todo con verborrea barata te hace aprender de la vida –jajaja perdón si fue sátira mi querido impulsivo prosista- pues debo nuevamente decirte, si es que ya lo has oído antes, que es totalmente falsa aquella afirmación. Por eso te dedico desde nuestro foro interior –sólo tú y yo mi hermano interior, mi Ego, mi inconsciente sólo una frase: “¡Equivócate, sufre y Ama!”.

Al menos yo viví parte de lo que llamas fracaso o el sufrir, y sé que ya no volveré a sentir sus pasos en mi cien, oler desde su regazo el olor a mujer llena de cósmicas y estrambóticas flores, ese color de arco iris casi indescriptible; ¡ah mi bella damisela!, es que volábamos juntos, con tan sólo rozarnos las manos, desde cualquier lugar que se llamase terreno o litosfera… cómo me querían sus labios… cómo me deseaban sus manos, al parecer siempre cubrí el mundo- el Todo- cuando estaba y acababa en ella. Te extraño, pero siempre estarás en mí, y lo peor es que ambos sabemos quien fue el que se equivocó.
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Empezaremos a despertar!
Buena Conversación hoy.